lunes, 2 de agosto de 2010

OS ANIVERSARIO!-Prefiero El Primer Regalo-By:Teles

PREFIERO EL PRIMER REGALO


Sonó el timbre y Nessie, que estaba harta de estudiar la anatomía y el resto de entresijos del oído-externo, interno y medio-, se levantó para ver quién era. Detrás de la mosquitera había un chico alto y muy moreno vestido con el uniforme azul de una empresa de mensajería y con lo que parecía un paquete en las manos.

- Traigo este envío urgente para la señora Black- dijo sin mirarla mientras colocaba sobre el paquete –ostensiblemente envuelto para regalo- la nota de confirmación de recepción y pulsaba nervioso el bolígrafo como si tuviera prisa. El chico era increíblemente guapo, llevaba el pelo recogido en una coleta y el color teca de sus ojos era asombrosamente brillante. Acaba de levantar la cabeza por primera vez y se había topado con los orbes marrones de la chica, y sin aliento descubrió que no era cualquier chica, era una diosa que ya había visto antes en la facultad.

- Yo soy la señora Black- confirmó Nessie rodando los ojos, exhaló brevemente y tomó el bolígrafo para firmar el papel antes de recibir el paquete, un paralelepípedo envuelto en papel de regalo metalizado, color azul eléctrico, con el largo de un folio y el ancho similar al grosor de “La montaña mágica”, el libro que Nessie estaba leyendo; desde luego pesaba tanto como la edición que ella tenía de ese libro de Thomas Mann.

- ¿Eres tú?- el repartidor no salía de su asombro y mandó a paseo el protocolo de la empresa que aconsejaba un aséptico trato con el cliente- ¿Estás casada?-preguntó vehemente con horror, como si casarse fuera un delito o una enfermedad terminal.

- Sí, desde hace exactamente un año- Ness confirmó con una mueca dramática que les hizo reír a ambos; a ella con manifiesta alegría, a él con nervios y decepción.

Sí, aquel precisamente era el día de su primer aniversario. Echó un vistazo al remitente: Beu De Spunk Morita. Se sonrió; Beu no se había olvidado de su aniversario. No así había ocurrido con Jacob, parte implicada en la celebración, que llevaba un par de días de viaje, en teoría resolviendo un incidente en el último restaurante que había abierto en Nueva York; eran las diez de la mañana y todavía no la había llamado. Le echaba tanto de menos que las manos se le dormían necesitadas de su contacto.

- Pero…yo juraría que te he visto por el campus, en la facultad de medicina, estudiando en la biblioteca- enumeró extrañado las ocasiones en las que recordaba haberse cruzado con ella; su voz era cálida a pesar de su salvaje apariencia.

- Sí, y también puedo caminar y mascar chicle a la vez, soy un portento de la naturaleza- sonrió divertida mientras afirmaba con la cabeza para enfatizar la ironía.

- Perdóname de verdad, es que esperaba encontrar otro tipo de “señora Black”- se disculpó tan sonrojado como turbado. Nahuel recordaba muchas más ocasiones en las que la había visto y jamás había pensado en ella como una mujer casada. De hecho, alguna vez había fantaseado con acercarse y hablar con ella; sentía que Ness era su tipo, que ella era ideal para él, su diosa. Miró sus manos buscando anillos. Mierda.

- No hay problema, estoy acostumbrada-restó importancia con una sonrisa. A sus 22 años el asombro era la reacción habitual cuando alguien se enteraba de su estado civil, luego le preguntaban por su hijo, porque obviamente se debía haber casado embarazada. En fin-. Renesmeé Carlie Cullen Swan, pero prácticamente todo el mundo me llama Nessie- sujetando el paquete contra su pecho con la mano izquierda, le tendió la derecha para presentarse.

- Nahuel Aukan- respondió el repartidor con una voz suave y hermosa, y le estrechó la mano, secándose previamente la suya en el pantalón. A Nahuel no solían sudarle las manos, pero tampoco pasaba más de treinta segundos en la puerta del destinatario de un envío. Trabajaba los fines de semanas en la empresa de mensajería para costearse sus gastos en Harvard. Nahuel estaba estudiando medicina y quería ser médico obstetra.

Se sentía realmente cómodo hablando con Nessie, que además de ser muy simpática y aguda, era realmente preciosa…y estaba casada. Nahuel maldijo su mala suerte.

- ¡Qué nombre más exótico!- exclamó espontánea. Ness estaba acostumbrada a tener siempre el nombre más raro y le había sorprendido gratamente que ese chico hubiera roto con esa aburrida rutina.

- Es mapuche, significa tigre guerrero- Nahuel repentinamente vergonzoso, se llevó la mano a la nuca- El tuyo también es… particular- eligió el adjetivo con el cuidado de quien también tiene un nombre raro y acompañó sus palabras con una leve sonrisa.

- ¡Ni te imaginas!, creo que mis padres son los reyes del Scrabble-le aclaró con una media sonrisa que Nahuel no había visto nunca antes esbozada en ningún rostro y se le clavó en el pecho, él sabía que para siempre-; combinaron los nombres de mis abuelos Esme, Reneé, Carlisle y Charlie… et voilà- se presentó a sí misma con la mano que tenía libre.

- Menudos padres más imaginativos…- resopló al formular la fingida queja. A Nahuel le gustaba mucho aquello de ser un tigre guerrero y el nombre de Nessie no estaba nada mal, en realidad que se llamara como una serpiente marina le parecía fascinante.

- Sí, lo son- coincidió Ness con nostalgia en los ojos, echaba de menos a sus padres- ¿ves a los tuyos a menudo?

- Mi madre murió en el parto, cuando yo nací -dijo contrito- y mi padre es científico, se dedica a investigar en el campo de la eugenesia y no lo veo apenas. Yo estoy estudiando medicina, y me gustaría ser obstetra.

- Oh, lo siento- Ness se presionó el pecho con la mano al imaginar el dolor de perder a una madre, aunque él no hubiera llegado a conocerla.

- No te preocupes, está superado- Nahuel apretó la mandíbula.
Ness sabía por la experiencia de sus padres que una pérdida así no se llegaba a superar nunca.

- La obstetricia es apasionante, yo quiero ser cirujana, me gustaría empezar la residencia este verano, estoy esperando la confirmación del hospital- le informó ilusionada.

- ¡Eso sí es apasionante!

- ¿Qué es apasionante?- la profunda voz de Jacob hizo que el pecho de Nessie se exaltase con gozo; el de Nahuel estaba repentinamente retorcido como un trapo. Jake apareció detrás de Nessie, todavía llevaba al hombro su bolsa de viaje. Enredó sus fuertes brazos alrededor de la cintura de su esposa y le cubrió el cuello con una docena de besos antes de reparar en el tipo que había en el umbral de la puerta principal. La besó una vez más.

- Nahuel, te presento al señor Black- Ness fingió una mueca de horror para retomar la broma del principio, pero Nahuel no respondió, había perdido el habla y el color de los labios al conocer al marido de Nessie. No podía valorar con precisión la edad de aquel hombre, porque se notaba que hacía mucho ejercicio y se cuidaba, pero estaba seguro de que debía superar los treinta.
En realidad Jacob Black cumpliría los 41 el siguiente enero. Y sí, estaba estupendo para su edad. El amor de Nessie le rejuvenecía, era un hecho.

- Jake, él es Nahuel, un compañero de facultad y mensajero en sus ratos libres- Jacob asintió como todo saludo y escrutó con la mirada al chico- su nombre completo es Nahuel Aukan, que significa “tigre guerrero”- Nessie estaba emocionada con el exotismo y la musicalidad del nombre.

- Así que tigre guerrero- Jacob se dirigió a Nahuel.

- Sí, señor, es un nombre mapuche- respondió con orgullo.

- Y va a especializarse en obstetricia- añadió Ness.

- Eso está genial- respondió ya sin prestar atención a otra cosa que no fuera su esposa- ¿habéis terminado?- preguntó alternando la mirada entre el paquete que sostenía Ness y el papel ya firmado que sujetaba el chico.

- Sí, claro- respondió raudo Nahuel.

- Muchas gracias por traerme el paquete, nos veremos en el campus- se despidió Ness con otra sonrisa que Nahuel sabía que iba a desvelarle ésa y varias noches más.

- Sí, ya nos veremos- dijo él antes de cruzar el jardín delantero. Se giró una vez estuvo fuera de la propiedad, no pudo evitarlo y cuando miró hacia la puerta se encontró con los ojos oscuros de Jacob y en ellos lo que parecía una advertencia o una amenaza.

- ¿Un tigre?- preguntó Jacob con el desdén típico de un tipo celoso tan pronto cerró la puerta.

- Un tigre guerrero- completó Ness arqueando las cejas con firme aprobación y enérgica demanda de respeto para el chico, su nombre y el pueblo indígena al que pertenecía.

- Es joven, y guapo- reconoció Jacob con la voz atorada en la garganta. Dejó la maleta en el suelo y se masajeó el hombro. Apenas había dormido una hora en el aeropuerto; estaba agotado. Jacob en momentos como ése se sentía mayor. Y un cachorro de tigre rondaba a su Nessie, era lo último que le faltaba.

- Oh sí, mucho- coincidió Ness con la voz pesada y rodó los ojos. Si bien estaba de acuerdo con Jacob en que Nahuel era un chico apuesto, no lo estaba tanto en la dirección que tomaba el comentario al abandonar triste los labios de su amor- menos mal que yo soy una mujer felizmente casada y rabiosamente enamorada de su marido. A pesar de que él haya olvidado que hoy es su aniversario- le reprochó, primero frunciendo los labios y luego, al ver que Jake no sonreía, histriónica arrugando la cara hasta parecer la mismísima bruja del oeste. Jake entonces sonrió.

- Ya sabes, es el alzhéimer- se exculpó con el viejo truco de la edad, con la que frivolizaba a menudo ahora que podían, ahora que estaban juntos, casados. A veces a Jake le parecía que estaba viviendo un sueño.

- Debí haberle hecho caso a mi padre- se lamentó falsamente Ness chasqueando la lengua- esto de casarme con un anciano…

Jacob la abrazó pegando la pequeña espalda a su pecho y le susurró al oído:
- No sabes cuánto me alegro de que le desobedecieras.

- Creo que necesito que me recuerdes cuánto te alegras-le retó atrevida y deslizó la mano entre ellos hasta alcanzar la prueba inexorable de que Jacob sí se alegraba, y mucho-, quizá se me ha pegado esa enfermedad tuya, seguro que ha sido por los besos- dijo entrecortada, incapaz de conseguir el tono de ironía que pretendía precisamente por los besos de Jacob, sus labios ambicionaban cada centímetro de su piel. La había echado muchísimo de menos.

Jacob sonrió contra la piel de su cuello, le arrebató el paquete de las manos y lo dejó sobre la mesa del comedor después de echar un vistazo al remitente. ¿Beu de Spunk Morita? ¿Morita? Las amigas de Nessie eran increíbles. Pero no era eso lo que ahora ocupaba su mente.

Había estado dos día sin sentir su piel, había sido doloroso buscarla en la cama y descubrir la realidad, la crueldad de la distancia que les separaba. Ahora que la casa estaba terminada e iba a dejar de ocultarle el secreto para darle la sorpresa, viajaría mucho menos y en todo caso lo haría con ella. No quería volver a separarse de su pequeña.

Jacob a pesar de que las ganas que le tenía a Ness, le hacían temblar los dedos, se lo intentó tomar con calma para desnudarla, no así Ness, que arrebatada le arrancó varios botones de la camisa para poder alcanzar su pecho. Jake rugió de orgullo y lujuria, la levantó del suelo y ella enroscó sus piernas alrededor de su cadera.

La terminó de desnudar con prisa, ansiaba poseerla y la fiebre de ella por su cuerpo era similar. Hambrientos y sedientos el uno del otro consiguió llevarla al sofá para amarla con descontrolada fruición. Ella se revolvía de placer y lucha por su participación mientras él hundía la cabeza entre sus piernas, de ese modo, porque Jacob no podía negarle nada, cambiaron de lugar y Ness gimió complacida sobre él, agarrada a sus piernas, mientras se devoraban él uno al otro. El orgasmo de su pequeña le supo a gloria y sin demorar la espera ni permitirle pensar en tomar el control la tumbó sobre el respaldo y la poseyó desbocado siguiendo las demandas que jadeaba Ness cuando echaba la cabeza hacia atrás buscando los besos de su boca.
Cuando la sintió palpitar a su alrededor no pudo más y rugió su nombre al tiempo que un electrizante orgasmo le recorría la espina dorsal y le obligaba a echar la cabeza hacia atrás para impulsarse y unir más su cuerpo al de ella, formando un único ser. Habían sido uno solo desde siempre, Jacob lo sabía, pero en ese momento en el que el fin de sus cuerpos no se distinguía a pesar de la palidez de ella y el tono tostado de él, la armonía era innegable, indiscutible, maravillosa.

- Así que me estás buscando un sustituto- Jacob dibujaba formas sobre la piel suave, pálida y desnuda de su hombro, alternaba las caricias con ligeros besos. Podría vivir solo alimentándose de ella; de sus besos y de su esencia, lo tenía claro.
- En realidad no, pero puestos a elegir, un tigre no estaría mal para sustituir a un lobo. – Jacob dio un respingo en el sofá y antes de que su niña saliera despedida, la apretó más contra su pecho.

- Un lobo es mucho mejor que un tigre- jadeó tenso.
- ¿Has probado a salir con un tigre?- Ness escondió una carcajada tapándose la boca con la palma de la mano y Jacob gruñó.
- ¿Confías en mí?- preguntó serio.

- Sí, un poco- confirmó con ironía, porque le habría confiado su vida si se lo hubiera pedido; en ocasiones pensaba que así era, y que así había sido desde siempre. Se pertenecían, sin más.
- Bien, entonces créeme, un canino siempre es mejor que un felino, aquí y en China- dijo en tono de maestro de escuela. Ness no pudo contener la risa. Jake la abrazó un poco más. Sus cuerpos en ese momento podrían volver a fundirse en uno solo.

- Por cierto, ¿Qué se cuenta Beu? O quizá tengo que referirme a ella como Beu de Spunk Morita…- le preguntó curioso al oído.
- Todavía no lo sé, no he abierto el paquete, voy a ver- Cuando Ness hizo el amago de querer levantarse de su lado, Jake se arrepintió de indirectamente haberle recordado la existencia del lejano paquete. Ness tuvo que hacer tres intentos más hasta conseguir zafarse de los brazos de su marido, que bien podría confundirse con un pulpo.

Ness lo desenvolvió con cuidado, dobló el papel y lo dejó sobre la mesa. Jacob la miraba embelesado, él se habría deshecho del envoltorio en un segundo, quizá incluso hubiese utilizado los dientes. Nessie trataba el regalo con veneración; con una lentitud desesperante descubrió que dentro de la caja había un álbum de fotos. Ness miró emocionada a Jake que se incorporó y palmeó el asiento contiguo en el sofá para que su princesa se sentase a su lado y así repasar juntos el contenido del álbum.

Había fotos de ella y de todas sus amigas, de la bandita que formaban. Todos los momentos importantes de la etapa que habían compartido en el instituto estaban reflejados; había fotos del baile de primavera, del día de la graduación, de las fiestas de disfraces en Hallowen… todas las imágenes estaban perfectamente comentadas al pie, con el humor ácido y divertido que gastaba Beu.

También había fotos actuales. Nessie se emocionó más todavía; habían pasado cuatro años y aunque se habían visto varias veces y mantenían el contacto -gracias a la tecnología y a pesar de la diferencia horaria-, las echaba de menos a rabiar.

Ale estaba viviendo la mayor parte del tiempo en Londres. The Strokes, el grupo de Jules, había despuntado como banda de rock independiente y ella combinaba sus estudios de comunicación audiovisual con el trabajo en el estudio de grabación y las giras con su chico. La vida de Ale era un torbellino, “It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It)”decía parafraseando a los Stones cuando hablaban por teléfono o por video conferencia, en esos casos también le enseñaba la lengua como Mick Jagger. A pesar de que el carácter de Jules era igual de efervescente que el de Ale–o quizá por eso- era inmensamente feliz. Y si Ale era feliz, Nessie era feliz, así funcionaban las cosas entre ellas.

Ada finalmente se había escapado con Adam y después de pasar una temporada en París y otra en Barcelona, se habían establecido en Venecia. Adam adoraba a Ada tanto como ella a él y se arrinconaban con mucha frecuencia -como ella decía “hay paredes donde mires, las posibilidades del amor son infinitas”-, a tenor de la amplia sonrisa que siempre lucían ambos.
Ada además de pintar bellísimos oleos impresionistas, estaba consiguiendo muy buenas críticas como fotógrafa. Su padre había incluido varias de sus magníficas fotografías de la región de Veneto en las últimas exposiciones, de modo que era cuestión de tiempo que el éxito la alcanzase de pleno; en cuanto el resto de críticos la conocieran también en su faceta de pintora la amarían sin remedio. Es imposible no amar a Ada y todo lo que hace, es simplemente imposible.

Vii estaba estudiando literatura inglesa en Dartmouth y le iba extraordinariamente, tanto como a Kathe, otra amante de los lobos y futura novelista de éxito. Bella las había recomendado encarecidamente a sus colegas de departamento después de leer un par de sus escritos y quedarse sin habla, y aunque eran mucho más exigentes con ellas que con otros alumnos, Vii & Kathe estaban encantadas de compartir ese reto literario.

No les asustaba trabajar duro y era muy probable que la editorial de Dartmouth publicara su primera novela antes de que terminaran la carrera. Además habían encontrado en el campus a un buen grupo de amigas con las que además de compartir casa, aficiones y talento, formaban un estupendo equipo de trabajo. Ness había conocido a Yaz, Blanca y Karla la última vez que las había visitado, a principio de ese último curso. Descubrió que eran absolutamente geniales, y además bellísimas personas; eso, sin duda, la dejaba más tranquila. En esa ocasión había coincidido con Ian, que también había ido a visitar a Vii; Ian era ahora actor, le había descubierto un cazatalentos un año atrás y se escapaba de los rodajes tanto como podía para ver a su pequeña Viioleta.

Beu se había decidió finalmente por estudiar ingeniería mecánica en Columbia, con Dean. Juntos, ella frente al ordenador ocupándose del diseño y él con las manos sucias de grasa perdidas en la maquinaria del vehículo eran imparables, formaban un equipo que pronto estaría revolucionando el mercado automovilístico. Para el disgusto de Dean, Beu se entendía mucho mejor con el Chevy Impala negro '67 que él, así que generalmente lo conducía ella; eso sí, Dean escogía la música a placer, como si quien condujera en realidad fuera él. A Beu le gustaba el rock, conducir y Dean, especialmente Dean, así que estaba encantada con el reparto de funciones.

- ¿Las echas de menos?- preguntó aunque conocía de sobra la respuesta.
- Muchísimo- Ness suspiró.
- Podemos ir a verlas este verano, en cuanto termines las clases, primero pasamos por Nueva York y después hacemos un tour por Europa-. Ese era el plan antes de que ella empezara la residencia en el hospital: en Nueva York verían a Beu y a las Vithes como Jake denominaba cariñosamente al grupo de Vii & Kathe. Luego viajarían a Europa, primero visitarían a Ada en Italia y luego a Ale en Inglaterra; o donde fuera que estuvieran, daba igual, haría lo que fuera necesario para transformar ese suspiro por una sonrisa en los labios de su Nessie.

- Sería genial- resopló melancólica.

- Además de que tus amigas me caen cada vez mejor y que son muy fotogénicas-Jacob hizo el eufemismo para que Ness sonriera, fotogénicas era un adjetivo muy pobre, eran preciosas, esa era la verdad- y que cuando te dejo sola se te tiran los tigres encima ¿ha pasado algo interesante en mi ausencia?

- Bueno, en el oído tenemos unos cuantos huesecillos…- Ness rodó los ojos, estaba hasta el moño de estudiar la anatomía del oído.
- Tú vas a tener algunos menos porque me pienso comer el yunque y el estribo del derecho- le interrumpió para empezar a cumplir su promesa.
- Serás fanfarrón…- sonrió traviesa-. Esta mañana ha llamado mamá, dice que vendrán el domingo a visitarnos. Papá quería venir hoy mismo, pero mamá le ha convencido y se han quedado en Nueva York. Por lo visto quiere tratar contigo un asunto acerca de un catering para una exposición o algo así…todavía me perturba que te llame Jake y no perro viejo- confesó divertida.

- Gracias al cielo, ¡no sé qué haría sin Bella!- exclamó mirando al techo. A él también le chocaba que Edward le llamara Jake, que ambos hubieran vencido al final.
Ness carraspeó ligeramente molesta, celosa de su madre y Jacob la abrazó y le besó la cabeza; adoraba pasar los dedos entre los rizos broncíneos de su pequeño ángel pelirrojo y le divertía que se encelara, así podía demostrarle luego, cuando sus cuerpos se mecían en sincronía, cuan equivocada estaba al dudar de su amor.

- Todavía no me has dado mi regalo de aniversario- Ness giró la cara para dejar sus bocas a escasos centímetros la una de la otra.
- ¿Ah no?- Jacob no pudo contenerse y le atrapó el labio inferior entre los suyos. Cerezas. Sus labios rojos, dulces, tersos y llenos le recordaban a las cerezas.
- Ups, si lo hubiese sabido habría llevado más cuidado al desenvolverlo- contestó picante, con referencia a los botones de su camisa que habían rodado por el suelo cuando hambrienta le había rasgado la camisa.

- Creo que lo has desenvuelto genial ¿te ha gustado?-ronroneó y la acercó más a él; estaba preparado para un segundo asalto. Dos segundos a su lado y se sentía un chico de nuevo. Nessie hacía magia en él.
- Mucho- respondió despacio-, pero me temía que mi padre te hubiera orientado sobre el regalo-que-merece-su-hija-por-su-primer-aniversario-de-casada- le imitó, Ness imitaba genial a Edward.
- Claro que lo hizo, me citó en Tiffany’s y el brillante que había montado sobre el anillo que había elegido previamente era más grande que la esfera del reloj- Jacob dejó escapar una risita.
- No habrás…

- No, no, no tenía ganas de que echaras la bronca. Creo que en realidad tu padre estas cosas las hace a propósito para que nos peleemos, porque sabe de sobra que me lo lanzarías a la cabeza si te lo regalase. Hasta un empleado trató de convencerle de que era excesivo para tu manita- Jacob le besó los dedos con devoción-. Yo sé los regalos que te gustan- deslizó las manos sobre la suave piel, acariciándole la curva de los pechos y emprendiendo un lento camino hacía el volcán que Ness escondía entre las piernas.
Ness se estremeció con las caricias, Jake sabía perfectamente cómo y dónde tocarla para llevarla al paraíso; cuando terminaron las deliciosas réplicas de su orgasmo, resopló.

Su padre tenía la fea costumbre de regalarle fabulosas joyas a su madre, quien mostraba cero interés cuando no se ponía furiosa, porque siendo realistas, no iba nunca a tener ocasión –ni ganas, o coraje- para ponerse una tiara de diamantes en la cabeza, como si fuera una princesa. No era su estilo. Y si bien Nessie aceptaba mejor los regalos en general y las joyas en particular que ella, las excentricidades megalómanas de su padre también la ponían histérica. Jacob seguro que no exageraba cuando había descrito el tamaño del brillante.

Podía imaginar la escena; a su padre entrando en Tiffany’s, robándoles el aliento a las dependientas y elevando las sonrisas de los dependientes por la comisión de la venta:

>>- Buenos días, señor Cullen, que maravilla recibirle de nuevo, ¿le gustó a su mujer la tiara de Chopard?
- Buenos días, Vladimir, -resopló, Nessie estaba segura de que su padre resopló, porque en esas ocasiones Edward Cullen siempre resoplaba- la pieza por supuesto, era magnífica, pero no le gustó en absoluto que se la regalara, como siempre- En ese momento un par de dedos seguro viajaron al puente de la nariz para masajearlo lentamente.
- Su esposa es mujer de pocas joyas- apreciaría con cariño Vladimir, el encargado. Su madre se sentía más cómoda usando una pulsera de cuero o de hilo trenzado que una de oro y brillantes, esa era la realidad. Bella se lo había dicho personalmente, y él se lo había contado a Ness: “Vladimir, preferiría algo más sencillo, me gustan las pulseras de hilo, el platino me impone demasiado, me entiendes, ¿verdad?”. Vladimir estimaba a su madre. En realidad pocas personas odiaban a Bella…

- Y yo soy un marido perseverante – añadiría él con un guiño de complicidad, porque conocía a los dependientes, Vladimir y Stefan, desde hacía muchos años; Edward, de hecho, ya había ido con su padre a comprar regalos para su madre. En Tiffany’s agradecían la confianza, generosidad y la testarudez Cullen.
-¿Qué podemos ofrecerle hoy?
- Es el primer aniversario de bodas de mi hija y quisiera que me enseñara el brillante más grande que tengan engarzado en platino- seguro dijo con la misma naturalidad que otra persona emplearía para comprar el pan.
- Por supuesto señor Cullen, por favor permítame acompañarle a la sala de pruebas.

Era como si lo viera, de hecho lo había visto varias veces, de pequeña, cuando le había acompañado a comprar alguna joya y luego había visto a su madre enfadada porque un millón de dólares para ella todavía era un montón de dinero e invertirlo en una gargantilla que no iba a lucir, salvo a lo sumo en una o dos ocasiones era algo frívolo y pretencioso. Esa era su reacción cuando no mostraba una letal indiferencia hacia la pieza.

“Me gusta porque me lo has regalado tú, pero de verdad Edward, es innecesario y pienso que estás loco”
- Yo sí tengo un regalo para ti, además del otro que nos ha hecho aullar antes- Ness se mordió el labio con el recuerdo de la erótica visión de Jacob echando la cabeza hacia atrás durante el escandaloso orgasmo que habían compartido.
- ¿Más regalos?- Jacob se recostó más en el sofá, extendió los brazos para intentar atraparla y llevarla con él, pero ella se escabulló ágil.

- Eres un chico con suerte- Ness le guiñó un ojo y le lanzó un beso antes de desaparecer escaleras arriba, espléndidamente desnuda.
Jacob cruzó los brazos tras la nuca, desde luego que era un chico con suerte; se sentía un hombre extremadamente afortunado. Acababa de hacerle el amor a la mujer que amaba más que a su vida, que era su esposa desde hacía un año. Y además no le gustaban los gatos, ni siquiera los morenos, jóvenes y guapos.

Visualizó la casa que habían empezado a construir en La Push justo al día siguiente de su boda y que ya estaba terminada, venía de comprobarlo. Ese era su regalo. Una sorpresa, su nuevo hogar entre el bosque, la playa, las montañas y el lago. De camino al aeropuerto había pasado por el hospital, donde todavía recordaban el buen hacer de su abuelo Carlisle, y cuyos antiguos residentes, varios de ellos ahora cirujanos de renombre, le habían dicho que estaban esperándola, y que se sentían muy honrados de prepararla en su periodo de residencia. Empezaría este verano. Jacob no podía esperar a decírselo.

Ella bajó corriendo las escaleras con un atrapa-sueños que había tejido pensando en que adornara la casa de la Push. Lo había hecho con la ayuda de Imala, la hija de Paul y Rachel, que además de sobrina de Jacob era una gran amiga de Ness - Es para el dormitorio de la nueva casa- dijo mientras se lo enseñaba.

- ¿Sabías lo de la casa?- Jacob estaba desilusionado como un niño- ¡era una sorpresa!- se quejó.
-Lo sé desde hace diez meses-Ness se sentó en sus rodillas-, tú viajabas muchísimo, yo estaba preocupada y mi madre miente fatal- se excusó encogiendo los hombros.
- Joder con Bella… y tú, pequeña diabla encubridora que has permitido que hiciera el ridículo inventándome excusas imposibles, podías haberme acompañado, ¡ahora habría enchufes donde tú quisieras!- refunfuñó sin dejar de hocicarle el cuello como un lobo.

La cuestión de la colocación de los enchufes había sido un tema que habían hablado largo y tendido ya que tenían que sufrir la incómoda disposición e insuficiencia de las tomas de corriente en la casa de Harvard.
- Sé que lo están- reconoció Nessie-mi padre tampoco miente muy bien.
- Dios, ¿Edward también ha hablado?, ¡menudo par de traidores! Confía en la familia, confía en la familia…- bufó indignado.
- Me encanta la casa, Jake, es un regalo genial. Infinitamente mejor que un brillante- Ness se abrazó con los brazos de Jacob.

- El atrapa-sueños tampoco está nada mal- reconoció con la boca pequeña- pero si te soy sincero, me quedo con el primer regalo, el que viene con tus gemidos mientras me rodeas y te deshaces. Sí, ése es el mejor- susurró en su oído. Ness coincidió sin palabras y buscó sus labios para continuar celebrando cuánto se amaban y lo mucho que se habían echado de menos.

6 comentarios:

  1. Dios!!!

    Y pensar como inicio esto!!! Felicidades mi Viii mia de io mi Jacoba!! Kathe xD Y claro gracias a mi Teles por considerarme en esta bella idea!! que yo sigo con lo mismo!! Me quedo con el papa jaja ame esta frase:

    “It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It)” Por que no podria ser mas atinada conmigo!! y Vaya que puedo decirles disfruto cada noche de Reptilia jajaja!! Las amo nenas me he leido esto como unas 10 veces y no me canso!! xP Quiero al papa de Nessie U_U jajaja yo no pude mandar mi Os buuu!! pero aun asi lo tengo jojo Xau hermosas!!!

    Suerte!!

    BEsos!!=D

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  2. QUE QUE ME PARECIO???
    EXCELENTE, tELES COMO SIEMPRE NO TERMINA DE SORPRENDERME CON SUS CREACIONES. AME ESTE JACOB MAYORCITO!!!
    JAJAJA Y ME REI MUCHO CON LO DEL LOBO Y EL TIGRE.
    ADEMAS DE LA PARTICIPACION DE LAS CHICAS EN LA HISTORIA.
    SIN DUDA UNA GRAN REGALO!!
    FELICIDADES CHICAS Y SIEMPRE UM PLACER LEERTE TELES.
    BESOS

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  3. whaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    me fasino, si si si
    jejeje aunque jacob ya esta viejito

    jajajajaja
    me encanta siiiiii
    de la escala del 1 al 10 te do 15 jejejejej


    sigue asi , siiiii

    besitos vampiricos, blanquizz

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  4. wooooooooooooooooooooooo me encanto por dios nunca me imagine a jacob asi pero me gusto ...

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  5. Mi T majestuooos gracias por permitirme leer con anteriorida y como te dije ameeee este os, lo ame desde la primera lectura y que puedo decir ovio amo a mi Adam si, le amo muchooo, solo él podria saber como mantenerme calmada y Veneciiiia Diooos ya si me lo imagen abrazandome super fuerte y me encantaria estar asi: como ella decía “hay paredes donde mires, las posibilidades del amor son infinitas”-
    Te ha quedado geniiial te amoooo mi Teles graicas por tus lienas..
    Olé!!!!! me mola un montón

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  6. divinoooo...!!!
    me gusto mucho este osss.!! amo el lemmon y mas si es en esta parejaaa...
    tan divina que seria su vida juntoss..de esta formaa..
    y mas con un regalo asi de aniversario de casados..!! jajajaj

    besos enormes..!!!

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besOs lObunOs ♥