
Cap O4
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Ambos pensaban quien de los dos rompería el silencio en el que se veían inmersos, pero ninguno cedía, el avión comenzó a elevarse pies de altura y un poco después se oyó la alta voz que anunciaba atorar bien sus cinturones
Carlie, se asomó por la ventanilla del avión intentando ignorar a su padre, el cual había sacado un libro de su maletín. Al ver que Edward no pretendía acercarse a ella, su cabeza comenzó a volar y no supo a qué hora se quedó dormida
La terminal de pasajeros estaba abarrotada como era de costumbre, Carlie se encontraba en medio del pasillo, moviendo la cabeza en todas direcciones posibles, pero no veía a nadie conocido, de pronto vislumbró la cabellera broncínea de su padre en una puerta, avanzó a prisa para reunirse con el, pero cuando estaba a punto de alcanzarlo, lo perdió.
Ahora la terminal había desaparecido y se encontraba en el estacionamiento, pero solo veía aparcado el auto de su padre
-Papá?- dijo golpeando con los nudillos la ventanilla del auto, esta bajó automáticamente. Pero no era su padre quién abría si no ese joven, moreno, musculoso que había conocido en el aeropuerto
-Hola- dijo este mostrándole su radiante sonrisa, la cual hizo que le temblaran las rodillas a Carlie
-Donde esta papá?- insistió ella
-En casa- respondió el
-Quién eres?-Inquirieron ambos a la vez, para después echarse a reír
-Me llamo Carlie-dijo estirando la mano, ella no entendía porque el tipo no le resultaba, espeluznante o un secuestrador
El le tomó la mano con delicadeza y la acercó a su boca, cuando Carlie sintió un cosquilleo por su brazo, y de pronto una vibración que se hizo estrepitosa
-Diga?-Se oyó una voz, que para nada pertenecía a la del joven moreno-No, voy rumbo a México- insistía la voz-Con mi hija, ¿con quién más?- entonces Carlie comprendió que era su padre el que hablaba por su móvil, y notó la presencia de un brazo que la rodeaba.
Se dispuso a abrir los ojos y entendió que se había quedado profundamente dormida, y se hallaba recostada en el pecho de su padre.
-En 3 días Jasper-Dijo él-Ok, hasta pronto-colgó
Carlie se removió en su asiento, y se trató de incorporar un poco
-Ya casi llegamos cielo-Dijo Edward con esa voz apacible que hacía tanto no usaba con ella
-Dónde estamos?-Dijo esta algo adormilada todavía
-En un avión nena- Espetó Edward, mostrando su sonrisa torcida.
Carlie lo miró con los ojos entrecerrados, pero su corazón a la vez dio un vuelco, su padre se estaba riendo con ella
-Ya lo se- Dijo dándole un pequeño golpe en el hombro a él-me refiero a….
-Estamos volando sobre Baja California
-No me digas que……….
-Sí, Los Cabos
Carlie no pudo contener su felicidad, y abrazo a su padre por el cuello con fuerza
-Gracias- le dijo, mientras una lágrima se escurría por su mejilla
Edward detectó la intrusa lagrimilla y la secó con la yema de los dedos
-Quiero recuperarte mi amor- le susurró entre los cabellos
-Gracias- repitió mascullando ella
El edificio era el mismo, se levantaba ahí imponente como rascacielos, el aire se sentía igual de cálido que siempre
Carlie seguía leyendo la inscripción conocida “Cabo Surf Hotel”
Y espesas lágrimas rodaron por sus mejillas, las cuales secó antes que su padre viera
El botones, llevó su equipaje a la habitación, pero ambos iban más callados que nunca en tanto tiempo. Edward pensó que tal vez había sido mala idea haber traído a su hija a ese lugar, pero las cosas ya estaban hechas y no había marcha atrás.
-Nos quedaremos juntos verdad?- Dijo ella tratando de ocultar el nudo que había en su garganta
-Si- respondió el, acomodando sus maletas dentro de la habitación y despidiendo al botones
Edward dejó que Carlie se aseara y eligiera que actividades realizar, para el resto del día, pero ninguno podía parar de pensar, demasiadas imágenes se agolpaban en sus cabezas, demasiado dolor quizá, pero era el precio que Edward estaba dispuesto a pagar, por recuperar a su hija
-Estas bellísima- Dijo el cuando la vio salir del baño
-Gracias- respondió sonrojada
-Escucha hija… ven- le tendió la mano y la guió a la sala de la habitación
>>Carlie, yo sé que he sido un idiota, que debía haber hecho lo que le prometí, pero no sé, todo se me salió de las manos y nos llevó a… esto, no quiero que pienses que no te amo o que dejé de hacerlo, porque no es así, siempre quise que tuvieras lo mejor, que nada te faltara- y enseguida el nudo de la garganta le impidió hablar más
-Papá- comenzó ella con la cabeza baja-Lo siento tanto-pronunció entre sollozos
Edward se levanto del sillón de una plaza en donde estaba y prácticamente voló para atrapar a Carlie entre sus brazos, nada lo hacía más feliz que el que su hija, lo perdonara, el estaba consciente del daño que le había ocasionado y ahora se sentía extrañamente completo.
-Te amo, mi niña- le dijo entre sollozos, también
-También yo papá
………….
El comedor del hotel era en exceso amplio, y dorado, parecía una palapa enorme, ya que el hotel conservaba su toque hogareño, por eso era el preferido de los Elizabeth
Carlie tomó a su padre del brazo, como no había hecho hacia tanto tiempo, y entonces parecía que la escena se volvía a repetir, solo que 10 años después y con una pieza faltante
Edward llevaba los mismos colores en su traje, negro y blanco, y ella un vestido idéntico, solo que más largo, pero el mismo diseño, el mismo negro y bordado por la misma persona.
Se sentaron en la mesa que estaba en el balcón, alrededor de esta tres sillas, ambos intercambiaron una mirada rápida, esperando no haber arruinado el momento.
-Déjame ayudarte- Dijo Edward retirando la silla para que su hija se sentara
-Gracias
-Estoy seguro que estaría feliz- respondió Edward a la pregunta que seguramente Carlie había formulado en la cabeza
-La extraño tanto-Dijo ella apoyando los codos sobre la mesa y tapando su rostro con las manos
-Yo también cielo, pero ¿sabes que me reconforta?
Carlie levantó la cabeza algo extrañada, y no dijo nada esperando que el continuara
-Que me has perdonado, y… mírate! Eres idéntica a ella
Era verdad Carlie era idéntica a su madre.
-Me recuerdas tanto a ella, tenía tu misma edad cuando nos casamos
Entonces una canción retumbó sobre la estancia, como si de alguna clase de acto divino se tratara y las lágrimas no pudieron contenerse en los ojos de ella
-Quieres hacerlo?-inquirió Edward
Carlie solo estiró la mano y se levantó, para dirigirse con su padre al centro de la pista, todas las miradas de los comensales se dirigieron a ellos, Carlie se quitó las zapatillas y se subió a los pies de su padre, mientras la música sonaba
Back when I was a child,
Volviendo a cuando era una niña,
Los dos daban vueltas por la pista, Carlie lloraba y sonreía ante la dulce imagen de un Edward más joven que contemplaba como si en el tiempo se hubiera retrocedido a una niña pequeña de vestido negro que danzaba sobre sus pies, en aquel mismo salón, junto con una Elizabeth que aplaudía emocionada ante su familia
If I could get another chance, another walk, another dance with him
Si pudiera tener otra oportunidad, otro paseo, otro baile con el
Carlie bajó de los pies de su padre y comenzó a bailar alrededor de él, dando vueltas y sintiéndose ahora ella, por primera vez completa.
Cuando mi madre y yo discutíamos,
-Recuerdas cuando ella quería comprarte vestidos de colores, y corrías a abrazarme para que no te encontrara?-inquirió Edward contemplando el mar sentado en la arena, con una chica de 19 años al lado
-Oh que si no! Y después me mentías con el truco de que me comprarías un helado, para llevarme al aparador-Dijo riendo
Edward también lo hizo
If I could steal one final glance, one final step, one final dance with him
Si pudiera tener una ultima mirada, un último paso, un ultimo baile con el
-Que crees que diría en este momento?-Preguntó ella
-Creo que si pudiera estar aquí sería la mujer más feliz del mundo
Luego me contaba una historia hasta que me dormía
-Fue un día maravilloso- Dijo él, abriendo la puerta de su habitación
-Claro que lo fue papá
-Aún tengo una pregunta
-Bien suéltala- lo animó ella tirándose en un sillón
-Volverás al cementerio?
-Eso es algo difícil y lo sabes
-Si, más bien era curiosidad, supongo que no me debes contestar ahora, Descansa cielo-Dijo el depositándole un beso en la frente para dirigirse al balcón
-Papá…..
-Si?
-No
-No qué?
-No volveré al cementerio
-Estás segura?-dijo el incrédulo
-Mientras tú no me faltes
Edward la tomó por los hombros suavemente
-He desperdiciado tanto tiempo, no tenía idea de lo increíble que eres Carlie, ni siquiera sabía que comida era tu favorita, o que película o libro te hacían llorar más. Ahora lo sé y creo que es cuando menos te voy a poder disfrutar
-Porque?- inquirió algo sorprendida
-Vamos,!, no quiero saber de cuantos novios has tenido aún, pero ¿crees que no me di cuenta de cómo te veía ese chico en la terminal?
-Ah?- fue lo único que le salió
-No quiero perderte tan deprisa Carlie, pero se que tarde o temprano un hombre alto y musculoso, te arrebatara de mí. Así que no te faltare y ahora menos
-Porque insistes en esa descripción?- preguntó algo burlona
-No sé, solo que, no quiero ver a mi hija con un escuálido como yo
Carlie se echó a reír con sonoras carcajadas
-Que es tan divertido?, mi porte?- Dijo Edward dando una vuelta
-No papá, solo que, por Dios tu eres guapísimo, además estas en la flor de tu madurez
-Vamos que tenga casi cuarenta, no me hace tan viejo
-Tú lo has dicho, tan- enfatizó la palabra
-Jajá! Muy graciosa, vamos cielo, creo que la copa de whisky te hace decir locuras, anda límpiate y a la cama estaré en el balcón
-Ok, pero antes
Carlie se estiró para darle un beso en la mejilla a su padre
-Gracias papá
-Gracias a ti mi cielo, te amo y descansa
-Yo también, e igualmente descansa, mañana haremos buceo
Carlie se dirigió al baño, pero su padre había hecho que volviera a recordar aquel rostro de ese hombre perfecto.
Holaaa Vii!!!!!!!!!
ResponderEliminarQue cuentas Honey???
acabo de leer otras ves el fic!!! y te aseguro que me encanta...
lo de la cancion es muy tiernoooo!!!!!!!!!!!!
nos olemos luego Honeyy!!!
Saludame a Kathe!
Ya kiero conocerlaaaa
AUUUUUUUUUUUUUUUU
que buen ficcc
jejeje
Ah! Amor sea como sea, manifiéstese de cualquier manera, amor siempre es esa sensación eterna y nueva. Besotes vii
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