miércoles, 20 de enero de 2010

JUEGOS DEL DESTINO-CAP 12-ViiBlack

Summary: Edward y Carlie Masen comparten un mismo dolor la perdida de un ser querido Pero sus vidas estan a puento de cambiar El destino les depara muchas sorpresas con la llegada de lOs hermanOs Bella y Jacob
Disclaimer:Todos los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, los que no son mios ^^

CAP 12

Je t'aime

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Dos corazones frenéticos, dos corazones dispuestos a luchar por su amor.
Una vida que se vislumbraba en el alba que comenzaba a salir,
Dos manos entrelazadas, unidas por una completa adoración
Un par de ojos verdes, un par de ojos achocolatados
39 y 29, dos edades diferentes
Pero una sola alma, un solo ser, un solo sentir, una sola voz

El matiz naranja, se colaba por el cielo, el único ruido que los acompañaba era el rugir del motor de un avión, Edward tocó el cabello de Bella, mientras ella dormía plácidamente sobre su pecho, era tan hermosa, perfecta, simplemente dulce, sencilla, una mujer especial, una mujer de la cual estaba absolutamente enamorado.

Edward depósito un beso ligero sobre su coronilla, para después desviar su vista a las ventanas del avión, los rascacielos, habían quedado atrás, y le parecía como si su vida misma hubiese quedado atrás, no había sabido en qué momento todo se había salido de control, solo estaba seguro de una cosa, amaba a Isabella Swan, la amaba con todo su corazón.

Le parecía haber esperado eternidades por estar así, por sentirse completamente feliz, ahora se sentía pleno, ese agujero, esa gran tristeza se habían desvanecido, aun no podía entender como había vivido en esa penumbra durante tanto tiempo, ahora hasta creía poder ver su propio color de aura como muchos decía
Sonrió con ese simple pensamiento. Era tan difícil sonreír hasta hacía un mes, el tiempo había pasado demasiado rápido, sin duda ya nada era como antes.

Antes, antes, se repetía su consciencia, antes cada minuto era amargura, dolor, agonía, Ahora todo parecía haberse diluido como agua ante sus ojos, ahora tenía una razón más para luchar por su alma, que ya creía perdida, su corazón, había vuelto a latir, y esta vez, disfrutaría cada minuto, cada segundo en su compañía, en compañía de Bella, la mujer que hacía su vida feliz, junto a su hija, su tesoro, a quien ya nunca más fallaría, sus padres y sus hermanos

Esta vez, no permitiría que nada le arrancara la felicidad, sonrió nuevamente y cerró los ojos, un suspiro escapó de su interior, la imagen de Elizabeth lo atrapó con sus exquisitos ojos marrones idénticos a los de su hija, pero esta vez, no sintió dolor, solo algo extraño, inmensamente extraño, pero que lo hacía sentir completo y feliz, tal vez eso era a lo que llamaban paz.

De pronto sintió como Bella se removía incomoda sobre su pecho, le tocó el rostro con una mano para relajarla, pero ella abrió los ojos, se pusieron como platos cuando chocó con los de él. Aún no se podía acostumbrar a la belleza de esos ojos, a lo infinitamente dulce que resultaba perderse en ellos, a la eterna sensación de alivio, cuando se reflejaba en ellos, de seguridad, Edward Masen Cullen, era su salvador, y estaba irrevocablemente enamorada de el.
-Hola- le susurró el con su hermosa, y elegante voz de terciopelo, ¿Qué era lo que intentaba?, ¿hacerla hiperventilar cada vez que hablaba?
-Hola- le respondió cuando estuvo segura de contestarle algo coherente, para después sonreírle

Sus ojos se entrelazaron, dicen que cuando dos se aman sobran las palabras, y ese era uno de esos momentos, el silencio, era cómodo, acogedor, como si estuviesen apartados del mundo exterior, no había mas manifestación, mas declaración de amor, que aquella, en la que las palabras sobraban y el silencio reinaba, pero el latir de sus corazones acompasados los llamaba los usaba, hablaba por ellos.

-Sr Masen, el avión esta por aterrizar- habló la voz de la sobrecargo

El silencio se había interrumpido, pero eso no impidió que intercambiaran una mirada cómplice, y Edward le sonriera de la manera más hermosa que ella pudiera haber imaginado

-Gracias Gianna- le respondió el distraídamente, mientras veía como su princesa fruncía el ceño
>>Es empleada de la compañía desde hace muchos años, Carlisle la contrató antes de que dejara la presidencia, es muy eficiente, habla varios idiomas, eso la hace merecedora del puesto ¿no crees?- terminó inquiriendo, sin querer se había sentido como todo un adolescente, diciéndole a su novia, los motivos para no ponerse celosa, y su yo interno se rio desvergonzado

-Confío en ti- respondió ella, al tiempo que Edward depositaba un beso en sus labios, para después asegurar sus cinturones
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Bella estaba completamente nerviosa, la estancia era muy hermosa, lujosa se describiría mejor, Paris, a Edward se le había ocurrido esa ciudad galeana para darse una escapada de fin de semana, pero Bella no dejaba de pensar que todo había sido un plan, un perfecto plan, un hermoso plan. Sus pies no dejaban de moverse, mientras aguardaba en silencio al lado de su novio, en el mostrador

Edward era tan apuesto, tan jovial, que la edad era algo que no se le echaba de ver, permanecía en silencio, no por qué no entendiera el francés, si no por las ansias de saber si se quedarían en habitaciones distintas o en una misma

No había pensado en eso para nada, pero ahora creía que era lo de menos, aunque amaba a Edward, no sabía si lo correcto, era quedarse juntos, ella estaba segura de cuánto lo amaba, pero si bien, era algo que no le había confesado, algo que sabía que debía realizar, pero aún no se sentía preparada, ¿y si el no la amaba? ¿ y si se veía como la chica tonta enamorada? No podía frenar el torrente de preguntas que la sujetaban a un “No lo confieses”.

Pero fue demasiado tarde cuando Edward recibió la llave, una única llave, después de la cita de la recepcionista “Bon séjour” acto seguido les sonrió como si se tratara de una pareja recién casada, entonces Bella, entendió que sus nervios no habían ni siquiera comenzado

Parada frente a la puerta de la suite, no sabía que decir, Edward despedía al botones que les había llevado las maletas dándole su merecida propina. En ese instante pensó correr con todas sus fuerzas, salir de ahí, esconderse, se sentía como una niña pequeña insegura, frágil, ella no podía permitir que su corazón fuera destrozado, amaba a el hombre que estaba a su lado, con toda su alma, solo había bastado verlo un segundo para haber caído rendida ante el, creía o debía creer que el también la amaba, no podía permitirse engañarse.

¿Pero si Edward no la amara, estaría queriendo dormir con ella?, no quiso cuestionarse más solo respiro profundo y cerró los ojos, pensando que las cosas, saldrían bien, por que necesitaba que salieran bien, por ella, por su corazón, por su alma

-¿Estás bien Cariño?- le preguntó el mientras ella inhalaba por última vez
-Sí, solo que…
-Solo que, mira Bella- dijo el de pronto delante de ella, tomándola de las manos-Yo no estoy haciendo esto por aprovecharme de ti, no lo haría, me conoces, no quisiera que pensaras mal de esta situación, yo lo único que quiero es poder estar contigo, y que en este tiempo nada, ni nadie nos separe- terminó sonriéndole

El tenia un increíble poder para convencerla, le sonrió en respuesta, y se dispuso a dar un paso hacia la puerta de la Suite, pero el la detuvo

-¿estás segura?- volvió a preguntar, confirmándole el caballero que era
-más que eso- le respondió. Para que el abriera la puerta

No había marcha atrás, ya había tomado la decisión, ya sabía que era lo que vendría, pero no quería hacerse ilusiones, deseaba entregarle su corazón, su alama y su cuerpo al hombre que amaba, pero las dudas seguían atemorizándola

Callado, la observó mirar por la ventana que daba al exterior, al principio pensó que se trataba de algo pasajero, pero se convenció que ella en verdad estaba temerosa, y su corazón entristeció, no quería pensar que la mujer que amaba se estaba retractando, o que no lo amara de la misma manera que el a ella, todo había sido muy rápido entre ellos, en efecto, pero estaba seguro de que quería a Isabella Swan por el resto de su vida

Se acercó a ella tomándola por los hombros y la fue abrazando tiernamente, hasta que sintió como su cuerpo se relajo en sus brazos, eso le hizo sentirse inmensamente feliz, y sonreír.

-Bella- susurró mientras ella ladeaba la cabeza para penétralo con sus ojos chocolate-Tu significas demasiado para mi, tal vez no lo creas, es algo que ni yo mismo puedo comprender, pero eres la luz, la motivación que ha regresado a mi vida, y no pretendo que suceda aquí nada que tu no desees, te respetaré, y no haré nada que te aleje de mi-concluyó acercándola más a su pecho.
-Gracias- respondió ella en un susurro sintiendo en su corazón, como todas las barreras de la duda, de la incertidumbre, todo, parecía liberarse de un lazo de una carga, sintiéndose, dichosa plena y feliz.

Confiaba en el, y sabía que cumpliría, ahora no le preocupaba lo que Edward pudiera hacer, si no lo que quería que hiciera. Dos personas se quedaron ahí de pie contemplando la bella ciudad de parís, por un momento, que pareció una eternidad. No tenían más que dos días, pero eso bastaba su amor necesitaba ser libre, necesitaba salir.
………………………………..
Estaba nuevamente nerviosa, antes de salir, sabía que el ya estaba arreglado, y aguardaba por ella en la recepción, pero no tenía idea de que depararía esa noche, era significativa en su alma, esa noche marcaba su destino, su felicidad o su desgracia

Deseaba conocer de manera sobrenatural los pensamientos que el le ocultaba, tras sonrisas, y palabras dulces. Caminaba una y otra vez por el mismo sendero trazando una línea invisible en la rústica alfombra

Su vida había pasado de ser infeliz, y miserable, a completamente iluminada, con un alo de transparencia, imperceptible para los demás, táctil para ella, Edward la había hecho sonreír, la había hecho volver a sentir, su corazón estaba a sus pies, tanto que le serviría si el se lo pidiera eternamente, pensaba que su trabajo en Los Angeles, no había sido ser una auditora excelente, si no encontrar el amor verdadero al lado de el ser que amaba. Era la hora, necesitaba darse cuenta de sus verdaderos sentimientos hacía ella.

No podía darse el lujo de ser cobarde
-No esta vez Isabella- se dijo para tomar su bolso y salir de la suite

Lo observó ahí, apuesto, sencillo, su cabello cobrizo, su cuerpo atlético, su porte, su elegancia, nunca pensó que merecería tanto, si Edward le correspondía, si tan solo el quisiera pasar su vida con ella, sería la mujer más feliz del mundo

Se acercó a el con paso vacilante, y cuando la vio, los ojos se le salieron de las cuencas, lucía hermosa, como toda una princesa salida de cuento, no parecía nada una alta ejecutiva de una empresa sumamente distinguida, simplemente era ella, tras el maquillaje, las zapatillas, el vestido negro ajustado, el cabello recogido, seguía siendo su Bella, el motivo más grande que tenía, su musa, ahora su vida.

-Te ves hermosa- le dijo con sinceridad, y aun si poder creer que ella, le correspondiera, porque también el tenía sus dudas, pero necesitaba de igual manera que ella, creer que su amor era real, porque no imaginaba un mundo sin ella, sin su sonrisa, sin su mirada, sin su dulce sabor
-Gracias-contestó ruborizada, para tomarlo del brazo y salir, se encaminaron a su limosina, y nuevamente ese silencio acogedor, que les daba el tiempo necesario para tranquilizarse. Ambos sabían que no había marcha atrás sus vidas habían cambiado, y ahora se necesitaban mutuamente, ninguno conocía los pensamientos del otro, y en su interior sabían que esa noche debían ser correspondidos o rechazados
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Edward acercó la silla, para que ella se sentara, aun estaban nerviosos, pero por alguna extraña razón, se sentían plenos.

-Es hermosa- dijo ella, mirando la torre Eiffel que se levantaba en un cielo estrellado
-Espectacular, me alegra que te guste el restaurante que elegí- respondió el mientras sus ojos iban en la misma dirección que los de ella
-Me gusta mucho Edward- contestó-Gracias, por este viaje, por estar aquí- dijo sonrojándose, y sabiendo que había dado la pauta para comenzar el tema que a ambos les interesaba

Edward decidió no abundar aún en el tema, se dispuso a comer, cuando antes de responder el mesero llegó con su orden, y en el fondo agradeció esa interrupción, no estaba completamente listo para confesarle a Bella que la amaba
La cena, transcurrió como había de esperarse, la risa reinaba el momento sustituyendo el silencio, las clases artísticas de Edward asombraban a Bella, había de todo un poco, la comida, las artes, la arquitectura, la historia de Paris, ambos contribuían. Bella no paraba de reír y de suspirar, el no dejaba de impresionarla, y ayudarla a relajarse, ambos se encontraban en una mejor situación con sus corazones, brindaron también, pro no hay plazo que no se cumpla

La hora decisiva había llegado. Tomados de la mano, salieron al balcón, Otro balcón, quizá en otra ciudad, pero uno de esos les había hecho darse cuenta de lo que sentían, y ahora también sería participe de su amor.

-Bella- dijo el tomando la cara de ella entre sus manos-Se que estas nerviosa, temerosa, y que quizá no confíes del todo en mí, pero quiero que sepas una cosa, o muchas cosas tal ves- dijo riendo, ella también lo hizo-Sabes lo de Elizabeth, cuando ella murió mi mundo perdió color, todo era gris, todo era sombras y oscuridad, Perdí a mi hija, Bella, me sentía un miserable, un inútil, un completo fracasado, no tenía idea de cómo seguir adelante- hizo una pausa para suspirar->>Entonces una pequeña luz cruzó mi cielo, atravesó con fuerza mi espíritu, desde la primera vez que la vi, me hizo sentir algo inexplicable, solo te puedo decir que quise protegerla y amarla toda la vida, al principio sentir que no era correcto, que traicionaba la memoria de Elizabeth, pero ahora comprendo que Dios es muy grande, tan grande que me ha hecho sentirme vivo nuevamente, ha hecho que mi hija me ame nuevamente, me ha hecho amar nuevamente

Amar. Lo había dicho ya
-Solo me queda una cosa, yo te amo Isabella Swan, te amo con cada poro de mi alma, simplemente porque no puedo ni quiero cambiar este sentimiento
-Edward..-quiso interrumpirlo, cuando sus ojos se llenaron de lagrimas
-Solo quiero saber una cosa ¿Me amas?- preguntó fijando su mirada en los ojos de ella
-Je t´aime- pronunció ella con el rostro bañado en lágrimas, y el corazón desbocado

Edward sonrió y se acercó a su boca mientras ella abría sus labios para recibir los de su romeo

La ciudad del amor, el perfecto escenario para una declaración de amor, pero eso no importa, no importa si estas en Paris, en un tren, en el campo o en el metro. El corazón simplemente elige a su otro corazón. Ya no había motivos no había mas inseguridades, no había tenido que decir mas que esas palabras para comprobar que la historia seguía escribiéndose.

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Ola Ola, bueno un poco tarde con el capi pero, esq me desvele un ratito anoche xD

Sorpresa para las Team Edward, espero que mis Team Jacob no se enojen, pero le tocaba a esta parejita que también amo

Muchas gracias por todas sus felcitaciones de ayer, de verdad que fue precioso, nunca me imagine tanto amor por este medio, muchas gracias por su apoyo, besos Vii

5 comentarios:

  1. Sencillamente estupendo, soy 100% TEAM EDWARD/BELLA, me encanta esta historia, sigue adelante, besos (loquibell)

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  2. es estupendpo yakiero ver el otro capitulo .yo soy una completa TEAM SUIZA!!

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  3. ok esta perfecta la historia... pero chicaas un consejo una mujer como Bella y el papel que le han dado una mujer triunfadora, con mucho exito y que ya paso por una separacion no deberia llorar tanto... Deberian quitarle un poquito de lagrimas a la historia.... lo mismo con Carlie tanta lagrima la hace una Lindas

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  4. me encantaaaaaaaaaaaaa!!!! q amor por diossssssssssssss

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  5. Ahhh olalá! L'amour, c'est l' amour, toujours l'amour.
    La ciudad del amor, sus idioma, sus palabras, el sonido del amor, más amor, más sentimiento, melodía, más pasión. Besotes mi Vii

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EntOnces q Les parece?
QeremOs saber sus OpiiniiOnes
regalenOs un energetiizante review
besOs lObunOs ♥