sábado, 24 de julio de 2010

HOTEL ROON CONFESIONS-CAP O3-Teles & ViiBlaCkW

Cap O3 "Quizás en otras vidas"


- ¿Qué hay de ti? ¿Te atrae la idea de caminar blanca y radiante hacia el altar? – le escuchó preguntar nervioso todavía desde la cama. Ella se miró en el espejo sobre el lavabo.

Bella no pudo resistir la angustia que le invadió al imaginarse con el vestido que debía descansar en el armario de su habitación, donde lo había dejado Alice antes de proponerle una última salida de chicas previa a la boda. La boda.

Vomitó.

- ¿Bella, estás bien? – preguntó él, que alarmado por el quejido de la garganta de Bella, había corrido hacia el baño para encontrarla pulsando la cisterna del inodoro con la cara descompuesta.

- No, la verdad es que no estoy bien – respondió mientras se mojaba de nuevo la cara y se cepillaba los dientes con el kit de cortesía del hotel que había en una bandeja junto al lavabo.

Cuando consideró que Bella había terminado de refrescarse, Edward se colocó tras ella uniéndose al solitario reflejo, la abrazó y sus miradas se encontraron a través del espejo.

- Estoy condenada – Bella solo alcanzó a pronunciar esas palabras cuando no pudo negar sus sentimientos hacia ese hombre que a pesar de haber confesado que estaba prometido con otra mujer, antes la había amado hasta hacerla volar y ahora la abrazaba… como si de verdad la amase, a ella, a Bella que se iba a casar con otro.

- ¿Estás prometida?- preguntó él con suavidad, hocicando en su cuello, buscando sus ojos en el reflejo con una combinación de impaciencia, miedo y expectación por recibir la respuesta.

- Muy prometida – resopló ella cerrando los ojos para asegurarse conseguir escapar de esos orbes verdes que la tenían hipnotizada. Y para no romper a llorar. Él estrechó su abrazo y la acarició con ternura y complicidad.

Ambos estaban prometidos. Ambos se habían amado unas horas antes con hambre y desesperación.

Y ahora estaban abrazados compartiendo la mala conciencia del engaño, a sus respectivos cónyuges y a sus propios corazones. Porque si algo había claro y el espejo estaba de testigo, era que esa pareja que se enlazaba desnuda estaba inconveniente e imperdonablemente enamorada.

- ¿Qué te parece si nos olvidamos un rato de esa odiosa palabra con P… y volvemos a la cama? – sugirió Edward que ya la había girado sobre su cuerpo y sin perder el contacto con su piel la dirigía de nuevo hacia el sitio de donde no pensaba dejarla escapar hasta que inevitablemente tuvieran que dejar la habitación.

Él apenas podía creer que Bella también estuviera prometida. Definitivamente era una broma del destino que se hubieran encontrado tan tarde. “Nunca es tarde si la dicha es buena” “Más vale tarde que nunca”. Edward dejó de repetir en su mente las frases de aliento que le susurraba su madre cuando sus ojos se encontraron con los de Bella -oscuros como el chocolate puro-, que ya estaba esperándole recostada en la cama.

- Haz que lo olvide, Edward, por favor- susurró con tormento y deseo. Y a Edward le golpeó la certeza de que su única misión en la vida era satisfacer el cuerpo de Bella y aliviar su dolor.

Bella se agarraba las piernas con fuerza contra el pecho desnudo, mientras le veía respirar, su torso-escultural y delicioso-ascendía y descendía en movimientos perfectos que se le antojaban indescifrables e infinitos a la chica.

Hacía unos minutos le había pedido con desesperación y urgencia que la hiciera olvidar, le había implorado que la ayudase a desprenderse de la palabrota que debería ser Prometidos.

Edward la había tocado dulcemente, escurriendo su cabeza entre las piernas níveas y torneadas de Bella, degustando cada sabor y tomando para él cada latido de su desmesurado corazón. La había penetrado hasta lo inverosímil.

Tomando sus caderas con fuerza, moviéndolas sobre su virilidad, entrando y saliendo de ella con suavidad, pero también emitió gruñidos y fieros movimientos que la habían hecho gemir hasta quedarse sin voz.

Edward había lamido y succionado sus pechos mientras estos rebotaban sobre su cara con cada embestida, Bella estaba segura que los dedos de aquel hombre se habían quedado grabados en sus nalgas, e inconscientemente se pasó una mano para asegurarse.

¿A quién engañaba? No quería alejarse más de Edward, no quería hacerlo, porque con él había encontrado el cielo en la tierra, no estaba segura si conseguiría encontrar un amante como Edward de nuevo.

Uno que la hiciera sentirse en la gloria, como en el mismo infierno, uno que recorriera cada parte de su cuerpo, que se metiera en su centro y la hiciera colapsar de aquel modo. No, nunca encontraría a nadie como Edward, porque él era único, únicamente su Edward.

Y lo veía dormir a su lado, ella preferiría no haber tenido descanso, y le hubiese implorado que la dejara llena de su sabor, de sus besos de todo él, y que no parara de hacerla suya hasta que tuviesen que partir; de solo pensar en que tendría que dejarlo le dolía el corazón.

-Justamente ahora tenías que irrumpir en mi vida-susurró mientras le acariciaba el cuerpo a su dios pagano.

Edward se movió y abrió los ojos lentamente ante el tacto, no era posible que se hubiese quedado dormido. Él necesitaba haber degustado lo suficiente el cuerpo de Bella antes de tirarse en brazos de Morfeo. Lo cierto era que no quería hacerse más suplicios. Bella no era para él.

Ella estaba con él, él estaba con ella, jugando a ser felices, por desesperados, por no aguardar los sueños. Habían llegado tarde, lo sabía.

-Lo siento-dijo aún adormilado mientras tocaba las mejillas de la chica castaña que estaba sentada a su lado; completamente desnuda y con la mirada indescifrable.

-Te vi, me viste, nos reconocimos enseguida, pero tarde-dijo de pronto ella y él supo exactamente a qué se refería.

- Pequeña, todavía no es tarde- intentó engañarse él mientras la acercaba a su cuerpo y le besaba la sien con suavidad para reconfortarla.

- Edward, me voy casar – confesó ella apretando los ojos con fuerza, cada palabra era una cuchilla en su garganta.- Es demasiado tarde.

- Todavía tenemos unas horas – Edward no quería pensar cuan cerca estaba él del altar. Demasiado cerca del altar equivocado. Sabía que su vida terminaría en el momento en que abandonaran esa habitación, testigo mudo de su amor, descubierto tarde. Y ella tomaría un taxi y jamás la volvería a ver…en unas horas. El pecho se le encogía con ese pensamiento.

- No quiero sólo unas horas, ya no me vale, Edward ¿qué me has hecho?- Bella sollozó y descontrolada le golpeó el pecho con los puños. Edward le agarró de las muñecas para frenar su ataque y se las llevó a los labios.

- Tranquila, cariño- susurró contra su piel mientras ella se serenaba y se secaba las lágrimas con el dorso de la mano.

- Lo siento- Bella intentó levantarse de la cama y Edward la atrajo hacia sí.

- ¿Dónde piensas que vas?

- No hagas esto más difícil, soy una tonta, nunca debí venir aquí, esto es un error- Bella estaba más dolida que sonrojada, que también.

- No digas eso, Bella- Edward no podía soportar que ella pensase que aquella noche era un error, que él fuera un error.

- Si es un error Edward, porque.. – Edward la interrumpió sellando sus labios con un beso.

- No lo digas, no hace falta que lo digas, me duele sólo de pensar que otro te tenga – reveló contra sus labios, la idea de ella en brazos de otro hombre le encendía la sangre.

- Tú también vas a casarte – apuntó Bella con más tristeza de la que debería ser aconsejable para mantener el corazón sano.

- Y no sabes lo que daría por no hacerlo- Edward se lamentó.

- No quiero hacerlo – se quejó ella y pateó la cama en otro arrebato infantil. La rabia y la frustración que no habían aflorado en ella hasta ese momento explotaron empañándole los ojos.

- Yo tampoco, nena, yo tampoco- él solo podía abrazarla, cubrirla con todo su cuerpo, para que en su memoria no quedase una sola parte de ella que él no hubiera acariciado.

- Edward ¿cómo hemos llegado a esto? – Bella apenas podía hablar.

- Yo fui un cobarde y no dije lo que pensaba cuando debía – confesó Edward por primera vez en voz alta lo que su conciencia y su corazón le gritaban.

Ante la mirada impaciente de Bella y el ir y venir de sus manos sobre la espalda de ella, tuvo que terminar lo que ya había empezado.

-Fui un cobarde cuando decidí casarme, cuando dejé que alguien más entrara en mi vida, fui un cobarde cuando no acepté que solo era sexo, y un muy mal sano sexo el que me mantenía atado a la pata de una cama-Suspiró al igual que Bella, en ese momento la respiración de ambos era lenta pero sus corazones gritaban su agonía, lacerándoles y abriéndoles la herida.

-Soy un cobarde, por que ¡Tampoco sé qué rayos me hiciste Bella!, Pero ya lo has hecho!, y si hay algo tarde ahora, tengo que decirte que es suficientemente tarde para no quererte cada segundo a partir de ahora- La chica deshizo el abrazo y le miró con los ojos cristalinos

-No puedes decirme eso-susurró con las lágrimas saladas y traicioneras cubriéndole el rostro.

-¿Tú no puedes?-le preguntó muy cerca de sus labios, más cerca de lo que ella podía permitirse, pero tan cerca de lo que deseaba

Bella levantó su cuerpo inconscientemente y las manos de Edward se amarraron a su cintura, sus labios se unieron en un intento de no separarse nunca más, y continuaron sin despegarse de la piel del otro. Las manos de Edward recorrieron las níveas piernas de la chica, y jugaron con el elástico de su ropa interior.

Volvieron a estar dentro de ella, sintiendo su calor, deleitándose con cada gemido, con cada ¡Edward!, que iba desfigurándose en los labios de Bella.

Quería grabar sus caricias por siempre en el cuerpo de esa chica, quería pensar que era un sueño, que nunca había aparecido en su vida, y que nada cambiaba su situación, pero cuando abría los ojos y veía las largas pestañas de Isabella, sabía que no tenía escapatoria.

Era su despedida, Bella lo sabía, por eso se dedicaba a inflarse de placer cada vez que los labios de Edward le golpeaban el cuello, y dejaban una senda de besos entre sus pechos, cada vez que lo sentía cerca de su punto más débil, cada vez que lo sentía perderse en su boca. Intentó grabar a fuego sus manos apretadas contra su piel.

Y ella hizo lo mismo, sin poder evitar las lágrimas que aquello le producía. ¿Cómo tener sexo podía hacerte llorar?, Ni siquiera Rosita y sus muchas experiencias, se lo podría contar, sin embargo así era. Todo se resumía a estar sucumbiendo ante el inminente orgasmo que le provocaba Edward Cullen.

Había estado sin rumbo de la mano de un hombre que no amaba

Había estado sin rumbo ofreciéndole el brazo a una mujer que no amaba

Durmiendo en su cama sin sentir

Durmiendo en su cama, intentando alcanzar el cielo. Pero encontrándose en el piso.

Se había comprometido con alguien que no llenaba sus expectativas

Se había comprometido por Cobarde, por Imbécil

Los gemidos y los jadeos llenaban la habitación, sería la primera vez que lloraban al tener sexo. Porque no estaban teniendo solo sexo. Estaban haciendo el amor, y sabían que nunca más se completarían como esa noche.

Había encontrado un Beso y unas Caricias que la hacían estremecer, había encontrado al hombre de sus sueños, con el que deseaba seguir existiendo, para siempre. Se había enamorado.

Había soñado con aquella que le completara el alma. Y justamente la había encontrado en aquella discoteca, era consciente que era la mujer de su vida, que no respiraría más sin ella, y que incluso casado, siempre al cerrar los ojos la vería detrás de los parpados. Se había enamorado.

-No te voy a dejar-aseguró él en un arrebato después de haber temblado con el cuerpo de Bella sobre él.

Ella le abrazó fuertemente, consciente que aquella promesa, nunca podría realizarse, era Tarde, aunque Edward no quisiera aceptarlo.

-No lo hagas-suplicó aferrada a su cuello-Quédate

Ojala nunca se hubiesen encontrado, todo parecería estar en perfecto orden, pero no era así, se habían mirado a los ojos, se habían reconocido y ahora lo único que deseaban era huir. Juntos. Fugarse para siempre. Sin daños a terceros.

Se amaron una vez más, desesperados, devorándose con una frenética necesidad que iba más allá de sus cuerpos y de sus mentes. Los corazones batían fuertes y desenfrenados, y a pesar de eso, sorprendentemente lo hacían ambos al mismo paso.

Se acariciaron, se besaron, se lamieron y hasta se mordieron, con tanta pasión y abandono, que el sabor salado y metálico de la sangre en sus labios no les frenó para seguir poseyéndose, hasta el delirio, hasta el final.

Edward gruñó y entrelazó sus dedos con los de Bella antes de entrar tan profundo en ella como le permitió su codicioso cuerpo. Bella gimió y sus piernas decidieron por ellas mismas y se agarraron a la estrecha cadera de Edward invitándole a no rendirse hasta completarla, a estallar en los confines de la ardiente cueva que le aceptaba por entero y palpitaba con la anticipación de un nuevo orgasmo, el que podía y debía ser el último para ellos.

Los amantes se rompieron, cada uno en el cuerpo del otro en un grito de amor, combinando, la sangre, el sudor y las lágrimas. Porque ambos lloraron de rabia y maldijeron su suerte y no separaron sus manos, ni sus labios incluso después de que su respiración hubiese dejado de ser un trepidante jadeo.

Edward giró sobre su espalda y atrajo a Bella como parte de un todo que en que se había convertido para él. Edward no se iba rendir, lo había decidido. Después de adorar la piel de Bella con sus labios unos minutos más, se levantó de la cama y caminó hacia el baño. Bella permanecía estática, mirando al techo, intentando buscar solución al desolador vacío que irrevocablemente iba a dejar Edward en su corazón.

- ¿Bella cuando es tu boda? – Bella dio un respigo en la cama, la voz de Edward era todavía ronca pero sonaba decidida.

- Edward no hace falta que entremos en ese nivel de detalle- respondió Bella evasiva. No quería pensar en ese momento fatal.

- Yo debería casarme en cuatro horas, como comprenderás necesito ese nivel de detalle-reveló él con una mezcla de cautela y esperanza en los ojos, apoyado en la puerta del baño.

- Mi boda también está prevista para las seis de la tarde– mientras las palabras cargadas de vergüenza y asombro abandonaban los labios de Bella, Edward con el gesto tomado por una indescriptible marabunta de emociones, volvió a la cama. Estuvieron varios minutos sin lograr articular palabra, solo abrazándose.
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- Bella no es tan difícil ni tan tarde- Edward acababa de sentarse en la cama, con una pierna apoyada en la sábana y la otra doblada, a la que daba golpecitos nerviosos con los dedos mientras observaba a Bella quien le miraba estupefacta por la vehemente reacción- podemos hacerlo- afirmó convencido.

- Edward estás loco- Bella negaba con la cabeza y se sujetaba la frente mientras una sonrisa le curvaba los labios.

- Ya, pero loco por ti, Bella, escúchame, creo que el plan podría funcionar- Los ojos de Edward brillaban con entusiasmo.

Edward de repente se volvió supersticioso al descubrir que estaban igual de cerca de cometer el mayor error de sus vidas. No lo iba a consentir, esta vez no iba a mirar hacia otro lado.

- Bella, es una señal que nos hayamos conocido, no debemos casarnos- concluyó grave.

- Vale, ahora dime algo que no sepa – Bella rodó los ojos y dejó caer la cabeza sobre la almohada.

- Bella, escapemos juntos – Edward le tomó las manos con firme delicadeza y la deslumbró con el brillo de sus ojos.

- Edward…- Bella cerró los ojos; nuevas lágrimas escaparon de sus ojos, pero esta vez nos estaba claro que fueran lágrimas de tristeza o frustración; Bella lloraba de amor y esperanza.

- Tú no le quieres y yo no la quiero-Edward expuso lo obvio-, Bella hagámoslo, intentemos ser felices, juntos.

Respiró. Una, Dos, Tres veces, una vez más, doblaba impetuosamente el rectángulo de papel azul que se negaba a irse de sus manos, aunque tal vez podría dejarlo escapar. Hacer lo correcto. Lo que todo el mundo esperaba. Aun tenía 2 horas más. Suficientes para enfundarse en un vestido blanco y pronunciar un –Si, Acepto.

Ladeó la cabeza y entonces comprendió que la había llevado hasta ese lugar. Él. Simple y sencillamente Edward. Sonreía al apartar la cabeza de la ventanilla mientras recogía su boleto.

Miró el mismo rectángulo azul. Las Vegas. Escapatoria y Libertad se podrían resumir llanamente en ese nombre “Las Vegas”. Ya no tenía duda de por qué también se encontraba impreso en su boleto. Se iba con ese chico de cabellos alborotados. El que sin duda había alborotado su corazón. El de la sonrisa torcida y perfecta. Con el que huiría en 5, 4, 3, 2…

La vio correr por los pasillos del aeropuerto, y la siguió como alma que lleva el diablo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué se iba? Su teléfono salió despedido rompiéndose en mil añicos cuando dio contra el suelo.

Le atajó el brazo izquierdo cuando le alcanzó al doblar la esquina.

-Edward, basta…-susurró e intentó zafar su brazo de la mano fría que la tomaba.

-No Bella, basta tú-le dijo seriamente- Estás enamorada de mi ¿no es cierto?

Ella evitó sus ojos verdes, sabía que era imposible ganarle a esos ojos. No respondió.

-Esta vez será diferente Bella, tú me quieres, yo te quiero, acabamos de descubrirnos, y podemos y debemos ser felices- Tomó su barbilla y sus ojos chocolate se encontraron con los de él.

La abrazó y se sintió completa, sólo como los brazos de Edward la hacían sentir. Entera. En casa.
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Mike Newton esperaba contando los segundos en el reloj. Ya iba con 20 minutos de retraso. La carroza blanca que había alquilado no aparecía por ningún lado. Tomó aire y lo sacó de golpe. ¿Dónde estaba Bella?
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Jessica Stanley había hecho sonar la marcha nupcial hacía 20 minutos. Caminaba sobre la alfombra de la iglesia ante la mirada atónita de los presentes. Ni Esme o Carlisle, sus futuros suegros, sabían dónde demonios estaba su prometido.

Emmett se acercó con paso seguro y esa sonrisa tonta en el rostro.

-¿Me quieres decir qué carajo le hiciste para que no llegue?-Jessica le presionó el brazo y el grandulón sonrió.

-Vas a acabar horrible si sigues haciendo corajes- arqueó una ceja.

-¡Maldita sea dime dónde está!, esto solo es obra de una mente tan retorcida como la tuya por eso sé que tú lo sabes McCarty así que más te vale…- empezó a amenazar con un dedo.

-Esto es para ti, bonita- le dijo entre risas y en cuanto depositó el papel sobre la mano de ella echó a correr por el pasillo de la iglesia.
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Mike Newton sintió la vibración de su celular. Miró el remitente. No conocía el número.

Lo siento tanto, pero no puedo hacerlo. Eres libre. No llegaré a la boda. No me busques. No voy a regresar. Encontré lo que quería. No eres tú.

No hizo falta el remitente, Mike y Jessica lo entendieron. Ella gritó y él maldijo a los cuatro vientos. Después de todo no habría boda.
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-Gracias por el móvil-la voz de terciopelo agradeció al motociclista que le recibía el teléfono -¿Cuánto te debo?

-No es nada, espero haya sido de ayuda.

Edward sonrió y apretó la mano blanquecina que tenía entre la suya. Bella sonrió, y el chico de la moto se alejó con un rugido del vehículo.
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Aws siento la tardanza, ayer tuve q salir y llegué enferma del viaje, no me sentía nada bien y no subí el capi tempra pro ya lo tienen aqii. Y espero que lo disfruten como T y yo, porque esperamos seguir trabajando juntas ya que nos la pasamos increible. Gracias amor, con este damos por termiinado este 3shoot que también pueden leer en el blog de mis adoradas Leda y Teles.
SOUNDTRACK DEL 3SHOOT.- Tarde "Ricardo Arjona"

6 comentarios:

  1. TELE Y VIII SON MALAS ME HAN HECHO LLORRAR ES NO SE LE HACE LA PEQUE NENA ADA .... DIOOOOS AME ESTE OS ... LO SOENTO POR LOS OTROS DOS PERO ELLOS SE LO MERECINAN NECNESITABN ESTAR JUNTOOOOOS LO AMEEEE SON UNA MONSTRUOS LAS AMOOO

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  2. jajajajaja
    zta d pelos!!!!!!!
    ya me imajino
    las caras d Mike
    y Jessica...
    las d felizidad y amor
    d Ed y Bell!!!!!!!!!
    esta catalogada
    kom 1 las 10 mejores
    historias k e leido!!!!
    las adimiro cañon!!!!!
    sigan haci!!!!!!

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  3. me encantooo!!!!" se decidieronnnn siiii wiwiwiwiwiwiw

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  4. VAYA CARIÑO ERES FANTASTICA ME PONES AL 100 X HORA EL CORAZON Y ME LLENAS DE AMOR Y TRISTEZA AL MISMO TIEMPO --- POBRE DE JESY Y MIKE PERO EN EL AMOR NO SE MANDA Y ASI DEVE DE SER NO HAY QUE DEJARCE VENCER POR SER COVARDES YO LO HICE Y SIGO PERSIGUIENDO EN MI MENTE AL QUE ME ROBA EL SUEÑO ,, BESITOS XOXOXO

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  5. wow q lindo!!!!
    me encanta q puedan ser felices!
    espero el cap de una vida entera sin ti!

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  6. MUY ENTRETENIDO
    ESPERO TUS PRÓXIMAS HISTORIAS

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EntOnces q Les parece?
QeremOs saber sus OpiiniiOnes
regalenOs un energetiizante review
besOs lObunOs ♥